Seguro que últimamente has escuchado mil veces eso de “hay que apostar por la economía verde”, “las empresas deben ser más sostenibles”, “el futuro será eco o no será”… Y tú ahí, intentando entender por dónde empezar sin que parezca que necesitas un máster nuevo.
Tranquilo, vamos a hablarlo como si estuviéramos tomando un café: sin tecnicismos raros, sin discursos eternos y, sobre todo, pensando en cosas que de verdad puedes aplicar en tu empresa, por pequeña que sea.
¿Qué es la economía verde?
La economía verde no es más que optar por un modelo de producción, venta y comunicación con menor impacto ambiental. Es decir, usar los recursos de forma apropiada, optando por opciones responsables e intentando no cargarnos el planeta por el camino.
Podríamos decir que es un equilibrio entre:
- lo que ganas,
- lo que ofreces
- y lo que contribuyes al mundo.
No se trata solo de reciclar cuatro papeles o poner una frase de “somos eco” en la web, aunque muchos lo hacen y luego les importa poco/nada el planeta y su sostenibilidad. Es un enfoque de verdad, en el que te planteas los materiales, procesos productivos y gestión de recursos, entre otras cosas.
Principios fundamentales de la economía verde
Aquí vienen los pilares, explicados sin aburrirte:
1. Eficiencia en el uso de recursos
La idea es usar menos para conseguir más. Menos agua, menos energía, menos materiales. Y no porque te vuelvas tacaño… sino porque es lo inteligente.
2. Economía circular
Olvídate del “usar y tirar”. Apuesta por reutilizar, reparar, reciclar y, si puede ser, convertir residuos en nuevos recursos.
3. Reduce las emisiones de CO₂
Creo que esto es un clásico. Menos contaminación y menos humo innecesario.
4. Protección del medio natural
Impactar lo menos posible en ecosistemas, bosques, mares y todo eso que necesitamos aunque a veces no lo pensemos.
5. Bienestar social
Sí, también cuenta: empleo digno, proveedores responsables, condiciones éticas… No vale ser “verde” por fuera y un desastre por dentro.

Ejemplos de economía verde
Vale, teoría bien… pero ¿cómo se ve esto en el mundo real?
- Una empresa que cambia su packaging tradicional por packaging ecológico intentando reducir su consumo de plástico.
- Una marca que usa papel con semillas para sus tarjetas, flyers o invitaciones, y así cada pieza impresa puede convertirse en una planta (¿se puede ser más poético?).
- Optar por regalos promocionales sostenibles.
- Apostar por energías renovables, movilidad eléctrica o procesos sin tóxicos.
- Tiendas que reciclan sus propios residuos y los reintegran en su cadena de producción.
Y ojo, que esto no es solo para grandes compañías. Una pequeña tienda, un estudio creativo o un restaurante pueden aplicar economía verde en pasos muy simples.
Cómo aplicar la economía verde en tu empresa
Aquí viene lo bueno: cómo pasar de “quiero ser más sostenible” a “estoy haciendo cosas reales”.
1. Empieza por lo tangible: los materiales
Si imprimes tarjetas, folletos o packaging, pásate a opciones como el papel con semillas, las etiquetas plantables, los sobres con semillas o incluso tarjetas de visita. Pueden tener igualmente el diseño que quieras, pero llevan ese “me preocupa el planeta” intrínseco.
2. Revisa tus procesos internos
¿Puedes reducir envases? O ¿aprovechar mejor el agua?
No hace falta rehacer toda la empresa: a veces basta con pequeñas decisiones.
3. Apuesta por productos reutilizables o compostables
Si dependes del packaging, plantéate alternativas como:
- Sunflower Box
- Box size S o L
- Triangular o Squere Prism
Además de ser eco, son bonitos y originales. Marketing + sostenibilidad = victoria.
4. Replantea tus regalos corporativos
¿De verdad necesitas seguir regalando bolis que se rompen en dos días?
Pasarte a opciones sostenibles, como las bombas de semillas, cuadernos plantables , o calendarios ecológicos , convierte tu regalo en algo útil y memorable (y que encima mejora la Tierra).
5. Comunícalo, pero con honestidad
Nada de “greenwashing”. Si haces algo bien, cuéntalo. Y si no lo haces aún, no lo inventes. Los clientes conocen la diferencia entre una empresa que actúa y una que solo posturea.
6. Involucra al equipo
Una empresa sostenible no es solo productos sostenibles. Pídele a tu equipo ideas: te sorprendería lo que pueden aportar.
La economía verde no es una moda, ni un eslogan, ni un “a ver si lo hago algún día”. Es una forma de trabajar más inteligente, más consciente y, sinceramente, más alineada con lo que el planeta —y tus clientes— están pidiendo.
Y lo mejor es que no necesitas ser una multinacional para aplicarla: cualquier empresa puede empezar ya mismo cambiando materiales, eligiendo packaging responsable y apostando por productos sostenibles como los de Papel con Semillas.
Que sí, que el mundo no lo vamos a arreglar solos… pero oye, si cada empresa aporta un poquito, igual acabamos plantando más futuro del que pensamos.




